Familiar de un enfermo de Parkinson
Una enfermedad grave y degenerativa como el Parkinson hace padecer no sólo al paciente. También a quien vive a su lado
18.11.2012 - Lola Pons cree que cuando a su marido le diagnosticaron Parkinson, llevaba enfermo por lo menos cinco años. Sufría pérdidas de memoria y temblores, pero los médicos dijeron que se trataba de una patología denominada «temblor esencial». En su opinión se le estuvo tratando de algo que no tenía mientras su verdadera enfermedad iba empeorando. Un día se tiró a la piscina y se hundió. Su hija tuvo que sacarlo del fondo y, al salir, contó que no se acordaba de nadar. Tras aquel suceso le hicieron nuevas pruebas que confirmaron el Parkinson.
Tenía 68 años cuando empezó a tomar la medicación, pero los síntomas se habían agravado mucho, y un par de años después desarrolló su demencia actual. «Siento rabia. Mis hijas me dicen que no acepto lo que ha pasado, pero es que me acuerdo de lo bien que estaba, y verle así me pone rabiosa», explica. «Él sufre, pero quien está al lado lo sufre igual o peor porque mi marido no se da cuenta de muchas cosas y yo sí», relata.
Formar parte de la asociación ayuda a ambos. «Antes él no quería salir, se escondía de la gente, pero cuando empezamos a venir eso cambió. A mí también me sirve mucho. Aquí hablas con personas que te comprenden, y te desahogas», cuenta. Fonte: La Verdad.es.
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